En este enriquecedor viaje cada día estoy conociendo un/a anfitrión/a distinto/a.
La mayoría de veces son familias que me hospedan en su domicilio particular y durante un día me abren las puertas de su casa y de su gente. En todos los casos se ha establecido una relación humana muy estrecha, más allá de la simple hospitalidad que me dan estas personas, o al menos así lo siento yo. La sensación de ser bien recibido en cada casa es increíble, me llena de satisfacción y de gratitud.
Pero también existe la otra cara de la medalla, es decir tras pasar unas horas muy agradables en compañía de estas personas, llega el momento de la despedida y de seguir mí camino. Esto es un poco duro porque una vez entrado en la vida de alguien, que demuestra ser muy cercano durante ese día intenso, no es nada fácil cerrar esa puerta y pensar que a lo mejor no te vuelves a ver en toda tu vida, me parece de una generosidad increíble, ya que a ellos les pasará lo mismo.
Por supuesto no habrá nada que me impida volver a ver todas estas personas cuando quiera pero ya se sabe que la vida da muchas vueltas y no siempre podemos contactar con todo lo que nos dejamos atrás, esa es la magia de disfrutar el presente y aceptar las sorpresas que nos depare el futuro.
Desde luego me quedo con lo positivo que es hacer todas estas experiencias, y como dice el titular, aunque hayamos sido amigos solo por un día me llevare un bonito recuerdo para siempre.
Tienes razón las perdonas que entran en nuestra vida quedan en nuestro corazón, así nos pasara contigo
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